Moniciones-CICLO "B"-

sábado, agosto 05, 2006

06 de AGOSTO

LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR (06/08)

MONICIÓN INICIAL
Buenos días a todos. Nos disponemos a celebrar la Eucaristía en este día 6 de agosto, que, desde hace tiempo, la Iglesia ha designado para rememorar la Transfiguración del Señor. Esta fiesta está por encima de la dominical.
Jesús se dispone a emprender el camino de subida Jerusalén; se acerca la hora de su pasión, muerte y resurrección. Y parece que quiere fortalecer la fe de sus discípulos. Tomará a los más allegados y les manifestará su gloria en el monte Tabor.
Que esta fiesta nos lleve a renovar y fortalecer nuestra fe en Jesús para afianzarnos en su seguimiento y en el testimonio.

Canto de entrada


Rtito penitencial
Al comienzo de nuestra celebración, en presencia de Dios Padre, pedimos perdón:
- Tú, Señor, que sales al encuentro del que practica la justicia y sigue tus caminos. Señor, ten piedad.
- Tú, Señor, que nos llamas a participar de la vida de tu Hijo y nos mantienes firmes hasta el final. Cristo, ten piedad.
- Tú, Señor, que nos llamas a contemplar la grandeza de Jesús en la vida de cada día. Señor, ten piedad.
Oración: Míranos, Señor, y haz que abandonando nuestra vida de limitación vivamos abiertos a tu Amor. Por nuestro Señor.

Dan 7, 9-10. 13-14:
En la visión de Daniel los justos son convocados por el mismo Dios y juzgan las obras de los hombres, recogidas desde siempre en los libros que ahora son abiertos. El hijo del hombre hace referencia al mismo Jesús que nos trae el Reino de Dios y da sentido y plenitud a todo lo que somos y conocemos.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 96)
R/. El Señor reina, altísimo sobre toda la tierra.

2 Pe 1, 16-19:
Todos hemos recibido la fe como un Don del Padre, y también nos apoyamos en el testimonio de los primeros discípulos, en lo que ellos vieron y oyeron y que nos han transmitido. Ellos tuvieron experiencia de Jesús en su vida terrena y en su Presencia Resucitada. No se trata de invenciones fantásticas, sino de testimonio y de fe. Y nosotros queremos, como nos dice la lectura, prestar atención a los testigos de Jesús, el Hijo de Dios.

Mc 9, 28b-36:
Jesús se retira a la montaña para rezar, con algunos amigos más cercanos. Y le contemplan lleno de luz, trasfigurado, como anticipo de lo que verán después de la Resurrección. Pero será por un momento: antes de la Gloria eterna vendrá la Pasión y la Muerte. Por eso no pueden quedarse parados, queriendo atrapar la luz; es preciso reanudar la tarea, pisando tierra llana, en los trabajos diarios. Siempre descubriendo que necesitamos escuchar a Jesús, el Hijo de Dios, presente en medio de la vida. "Aleluia".

ORACIÓN DE LOS FIELES
Pedimos al Padre que atienda nuestra oración y las necesidades del mundo entero. Decimos: ¡Escúchanos, Señor!
- Para que la Iglesia valore y reconozca los carismas de todos los cristianos, ayudando a que crezcan y se desarrollen en el servicio a las personas.
- Para que cuantos viven solos y abandonados puedan encontrar personas amigas que les ayuden a superar sus dificultades. Oremos.
- Para que las dificultades que nacen del anuncio del Evangelio sepamos compartirlas y afrontarlas con entereza. Oremos.
- Para que la sed de paz de nuestro pueblo y de los pueblos en guerra mueva a la apertura de los corazones de todos los ciudadanos y sepan acoger este don de Dios que es la Paz. Oremos.
- Para que nuestra comunidad (parroquial) viva abierta a la llamada permanente de Dios que nos compromete a trabajar por el bien y la paz. Oremos.
Oración: Escúchanos, Señor, y concédenos lo necesario para vivir como Tú nos enseñas en Jesús. Que vive y reina.

sábado, febrero 25, 2006

DOMINGO VIIIº DEL T. O.

VIIIº DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Saludo inicial

Hermanos: Para atajar el mal, lo que hemos de hacer no es negarlo, o echarle a otro las culpas, sino confiar en Dios. Dios no es mi siervo, que hace lo que yo le ordeno como y cuando se lo ordeno. Dios me acoge como hijo/a suyo en medio de un pueblo con quien pacta un matrimonio.

Dios ama a su pueblo/esposa; pero ésta le responde con ligerezas. Una y otra vez derramará Dios sobre ella su misericordia y perdón. ¿Sabrá responderle?

Entremos a dialogar con Dios mediante esta liturgia, y dispongámonos a darle la respuesta que espera de nosotros.


Canto de entrada

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor!»
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Por mis hermanos y compañeros
voy a decir: ¡La Paz contigo!
En la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.


Rito penitencial

Seamos acogedores con la misericordia que Dios derrama sobre su pueblo, esposa infiel:

—Tú que nos llamas a conversión, Señor, ten piedad.

—Tú que quieres liberarnos de nuestras maldades, Cristo, ten piedad.

—Tú que nos haces portadores de la Buena Nueva, Señor, ten piedad.


Os 2,16b. 17b. 21-22

La Alianza que Dios pacta con su pueblo, como esposo, no fallará. A las ligerezas de su esposa, pueblo, le responderá con misericordia y perdón. Escuchemos con gozo las palabras del profeta.


Lectura de la profecía de Oseas

Así dice el Señor:
- Yo me la llevaré al desierto,
le hablaré al corazón.
Y me responderá allí
como en los días de su juventud,
como el día en que la saqué de Egipto.
Me casaré contigo en matrimonio perpetuo,
me casaré contigo en derecho y justicia,
en misericordia y compasión,
me casaré contigo en fidelidad,
y te penetrarás del Señor.



Sal 102, 1-2. 3-4. 8 y 10. 12-13


R. El Señor es compasivo y misericordioso.


Bendice, alma mía, al Señor,

y todo mi ser a su santo nombre.

Bendice, alma mía, al Señor,

y no olvides sus beneficios. R.


Él perdona todas tus culpas,

y cura todas tus enfermedades;

él rescata tu vida de la fosa,

y te colma de gracia y de ternura. R.


El Señor es compasivo y misericordioso,

lento a la ira y rico en clemencia;

no nos trata como merecen nuestros pecados,

ni nos paga según nuestras culpas. R.


Como dista el oriente del ocaso,

así aleja de nosotros nuestros delitos;

como un padre siente ternura por sus hijos,

siente el Señor ternura por sus fieles. R.



2Co 3,1b-6

Hay gentes que responden con ganas y generosidad a la Buena Nueva. Ello constituye el gozo y la alegría del apóstol, y hoy se nos da cuenta de ello. Escuchemos.


Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios

Hermanos:

¿Necesitamos presentaros o pediros cartas de recomendación? Vosotros sois nuestra carta, escrita en nuestros corazones, conocida y leída por todos los hombres. Sois una carta de Cristo, redactada por nuestro ministerio, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en las tablas de carne del corazón.

Esta confianza con Dios la tenemos por Cristo.

No es que por nosotros mismos estemos capacitados para apuntarnos algo, como realización nuestra; nuestra capacidad nos viene de Dios, que nos ha capacitado para ser servidores de una alianza nueva: no basada en pura letra, porque la pura letra mata y, en cambio, el Espíritu da vida.



Mc 2, 18-2-12

No podemos quedarnos en viejas costumbres, máxime cuando son pura apariencia. La novedad del evangelio nos exige un nuevo modo de vivir. Acojámoslo con el canto del Aleluya, puestos en pie.


Lectura del santo evangelio según san Marcos

En aquel tiempo, los discípulos de Juan y los fariseos estaban de ayuno. Vinieron unos y le preguntaron a Jesús:

- Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?

Jesús les contestó:

- ¿Es que pueden ayunar los amigos del novio, mientras el novio está con ellos? Mientras tienen al novio con ellos, no pueden ayunar.

Llegará un día en que se lleven al novio; aquel día sí que ayunarán.

Nadie le echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto, lo nuevo de lo viejo, y deja un roto peor.

Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos.



Preces

En cada tiempo y lugar se nos exige la respuesta adecuada, y podemos estar, miedosos, encerrados en viejas costumbres. Acudamos a Dios con ganas. Pidamos:

—Por nuestras parroquias: para que, tanto los curas como los seglares, asuman la escasez de curas y la debilidad de fe que se manifiesta, roguemos al Señor.

—Por los enfermos, impedidos, emigrantes y marginados de nuestro entorno: para que sean ellos el destino de nuestros ruegos y ayudas, roguemos al Señor.

—Por los niños de la catequesis: para que tengan familias que amen a Dios, y no se queden sin amparo en su caminar en la fe, roguemos al Señor.

—Por quienes tienen a Dios por esclavo de sus caprichos: para que sepan responder con generosidad al deseo de Dios de sacarles de sus esclavitudes, roguemos al Señor.

—Por quienes nos reunimos en torno al altar de Jesús, para que renovemos con frecuencia el Pacto que Dios hace con su Pueblo, y seamos portadores de tamaña alegría, tanto en casa como en la calle, roguemos al Señor.

Dios misericordioso: haz que te amemos de verdad, pues no quieres otra cosa que nuestro bien. Por Jesucristo nuestro Señor.

—Amén.




Canto de comunión

Oh, Señor, no soy digno
de que entres en mi morada,
mas di una sola palabra
y mi alma quedará sana.


ATRÁS

sábado, febrero 18, 2006

VIIº DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Saludo inicial

Hermanos: seguro que venimos con la mejor de las intenciones a "oír misa". Pero ¿qué diríamos si se nos dijera "tú no me invocabas, ni te esforzabas por mí; no me saciabas con la grasa de tus sacrificios; pero me avasallabas con tus pecados"?

Es lo que se nos dirá por boca del profeta. Entendamos: Dios no necesita de nuestros sacrificios, sino que acojamos su novedad. Si él nos renueva, nuestro entorno quedará renovado. Entremos, pues, en su misericordia, confiando plenamente en él.

Canto de entrada

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor!»
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.


Por mis hermanos y compañeros
voy a decir: ¡La Paz contigo!
En la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

Rito penitencial

Pensamos que andamos mejor si negamos el pecado; pero ya vemos que no. ¿No sería mejor reconocernos pecadores ante el Señor, con toda humildad, para que él nos libere y renueve?

—Tú que deseas, no la condena, sino la salvación del pecador. Señor, ten piedad.

—Tú que nos amas hasta dar tu vida por nosotros. Cristo, ten piedad.

—Tú que esperas de nosotros fe para poder derramar tu misericordia y perdón. Señor, ten piedad.

Is 43

Brota la novedad por doquier. Y tal vez no seamos capaces de percibirlo, confiando en nuestros sacrificios o tratando de culpar a otros de nuestro pecado. Confiemos en Dios.

Lectura del libro del profeta Isaías 43,18-19. 21-22. 24b-25

Esto dice el Señor:

- No recordéis lo de antaño,

no penséis en lo antiguo;

mirad que realizo algo nuevo;

ya está brotando, ¿no lo notáis?

Abriré un camino por el desierto,

ríos en el yermo,

para apagar la sed del pueblo que yo formé,

para que proclamara mi alianza.

Pero tú no me invocabas, Jacob;

ni te esforzabas por mí, Israel;

no me saciabas con la grasa de tus sacrificios;

pero me avasallabas con tus pecados,

y me cansabas con tus culpas.

Yo, yo era quien por mi cuenta borraba tus crímenes

y no me acordaba de tus pecados.

Sal 40, 2-3. 4-5. 13-14

R./ Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.

Dichoso el que cuida del pobre y desvalido,

en el día aciago lo pondrá a salvo el Señor.

El Señor lo guarda y lo conserva en vida

para que sea dichoso en la tierra,

y no lo entrega a la saña de sus enemigos. R./

El Señor lo sostendrá en el lecho del dolor,

calmará los dolores de su enfermedad.

Yo dije: «Señor, ten misericordia,

sáname, porque he pecado contra ti». R./

A mí, en cambio, me conservas la salud,

me mantienes siempre en tu presencia.

Bendito el Señor, Dios de Israel,

ahora y por siempre. Amén. R./

2 Co 1,18-22

Dios no juega con nosotros. Somos nosotros los volubles con él. Por eso no podemos disfrutar de sus bienes. Lo veremos. Escuchemos al apóstol.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1,18-22

Hermanos:

¡Dios me es testigo!

La palabra que os dirigimos no fue primero «sí» y luego «no».

Cristo Jesús, el Hijo de Dios, el que Silvano, Timoteo y yo os hemos anunciado, no fue primero «sí» y luego «no»; en él todo se ha convertido en un «sí»; en él todas las promesas han recibido un «sí». Y por él podemos responder «Amén» a Dios, para gloria suya.

Dios es quien nos confirma en Cristo a nosotros junto con vosotros.

Él nos ha ungido, Él nos ha sellado, y ha puesto en nuestros corazones, como prenda suya, el Espíritu.

Mc 2, 1-12

Nosotros nos esforzamos por conseguir los bienes de Dios. No queremos dejarnos convencer de que constituyen un regalo. A ver si nos lo aclara este trozo de evangelio. Acojámoslo con el canto del Aleluya.

Lectura del santo evangelio según san Marcos 2,1-12

Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en casa.

Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Él les proponía la palabra.

Llegaron cuatro llevando un paralítico y, como no podían meterlo, por el gentío, levantaron unas tejas encima de donde estaba Jesús, abrieron un boquete y descolgaron la camilla con el paralítico.

Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico:

- Hijo, tus pecados quedan perdonados.

Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros:

- Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, fuera de Dios?

Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y les dijo:

- ¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decirle al paralítico «tus pecados quedan perdonados» o decirle «levántate, coge la camilla y echa a andar»?

Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados...

Entonces le dijo al paralítico:

- Contigo hablo: levántate, coge tu camilla y vete a tu casa.

Se levantó inmediatamente, cogió la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo:

- Nunca hemos visto una cosa igual.

Preces

Confesemos que tenemos necesidad de confiar en Dios, y presentémosle nuestras preces:

—Por nuestra Iglesia: para que pueda llegar a todos sus fieles, y éstos puedan hallar en su seno su sitio y su posibilidad de servir, roguemos al Señor.

—Por los que viven cegados por su religiosidad: para que lleguen a comprender que lo que vale ante Dios no son las ofrendas, sino reconocerse pecador, roguemos al Señor.

—Por quienes, en nombre de Dios, persiguen a sus semejantes: para que dejen paso a Dios en su novedad, y respondan con fe, roguemos al Señor.

—Por los necesitados, inmigrantes, marginados y necesitados de nuestro entorno: para que esperen en la Iglesia y ésta les haga llegar el gozo de Dios, roguemos al Señor.

—Por los reunidos en torno a la mesa del Señor: para que obremos confiadamente y con generosidad, y acojamos humildemente la novedad que Dios quiere obrar en nosotros, roguemos al Señor.

Acoge, Señor, nuestra plegaria, y haznos capaces de percibir y acoger las novedades que realizas en todo tiempo y lugar. Por Jesucristo nuestro Señor.

—Amén.

Canto de comunión

Oh, Señor, no soy digno
de que entres en mi morada
mas di una sola palabra
y mi alma quedará sana.

VIIº DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Saludo inicial

Hermanos: seguro que venimos con la mejor de las intenciones a "oír misa". Pero ¿qué diríamos si se nos dijera "tú no me invocabas, ni te esforzabas por mí; no me saciabas con la grasa de tus sacrificios; pero me avasallabas con tus pecados"?

Es lo que se nos dirá por boca del profeta. Entendamos: Dios no necesita de nuestros sacrificios, sino que acojamos su novedad. Si él nos renueva, nuestro entorno quedará renovado. Entremos, pues, en su misericordia, confiando plenamente en él.

Canto de entrada

¡Qué alegría cuando me dijeron:

«Vamos a la casa del Señor!»

Ya están pisando nuestros pies

tus umbrales, Jerusalén.

Por mis hermanos y compañeros

voy a decir: ¡La Paz contigo!

En la casa del Señor, nuestro Dios,

te deseo todo bien.

Rito penitencial

Pensamos que andamos mejor si negamos el pecado; pero ya vemos que no. ¿No sería mejor reconocernos pecadores ante el Señor, con toda humildad, para que él nos libere y renueve?

—Tú que deseas, no la condena, sino la salvación del pecador. Señor, ten piedad.

—Tú que nos amas hasta dar tu vida por nosotros. Cristo, ten piedad.

—Tú que esperas de nosotros fe para poder derramar tu misericordia y perdón. Señor, ten piedad.

Is 43

Brota la novedad por doquier. Y tal vez no seamos capaces de percibirlo, confiando en nuestros sacrificios o tratando de culpar a otros de nuestro pecado. Confiemos en Dios.

Lectura del libro del profeta Isaías 43,18-19. 21-22. 24b-25

Esto dice el Señor:

- No recordéis lo de antaño,

no penséis en lo antiguo;

mirad que realizo algo nuevo;

ya está brotando, ¿no lo notáis?

Abriré un camino por el desierto,

ríos en el yermo,

para apagar la sed del pueblo que yo formé,

para que proclamara mi alianza.

Pero tú no me invocabas, Jacob;

ni te esforzabas por mí, Israel;

no me saciabas con la grasa de tus sacrificios;

pero me avasallabas con tus pecados,

y me cansabas con tus culpas.

Yo, yo era quien por mi cuenta borraba tus crímenes

y no me acordaba de tus pecados.

Sal 40, 2-3. 4-5. 13-14

R./ Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.

Dichoso el que cuida del pobre y desvalido,

en el día aciago lo pondrá a salvo el Señor.

El Señor lo guarda y lo conserva en vida

para que sea dichoso en la tierra,

y no lo entrega a la saña de sus enemigos. R./

El Señor lo sostendrá en el lecho del dolor,

calmará los dolores de su enfermedad.

Yo dije: «Señor, ten misericordia,

sáname, porque he pecado contra ti». R./

A mí, en cambio, me conservas la salud,

me mantienes siempre en tu presencia.

Bendito el Señor, Dios de Israel,

ahora y por siempre. Amén. R./

Dios no juega con nosotros. Somos nosotros los volubles con él. Por eso no podemos disfrutar de sus bienes. Lo veremos. Escuchemos al apóstol.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1,18-22

Hermanos:

¡Dios me es testigo!

La palabra que os dirigimos no fue primero «sí» y luego «no».

Cristo Jesús, el Hijo de Dios, el que Silvano, Timoteo y yo os hemos anunciado, no fue primero «sí» y luego «no»; en él todo se ha convertido en un «sí»; en él todas las promesas han recibido un «sí». Y por él podemos responder «Amén» a Dios, para gloria suya.

Dios es quien nos confirma en Cristo a nosotros junto con vosotros.

Él nos ha ungido, Él nos ha sellado, y ha puesto en nuestros corazones, como prenda suya, el Espíritu.

Mc 2, 1-12

Nosotros nos esforzamos por conseguir los bienes de Dios. No queremos dejarnos convencer de que constituyen un regalo. A ver si nos lo aclara este trozo de evangelio. Acojámoslo con el canto del Aleluya.

Lectura del santo evangelio según san Marcos 2,1-12

Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en casa.

Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Él les proponía la palabra.

Llegaron cuatro llevando un paralítico y, como no podían meterlo, por el gentío, levantaron unas tejas encima de donde estaba Jesús, abrieron un boquete y descolgaron la camilla con el paralítico.

Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico:

- Hijo, tus pecados quedan perdonados.

Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros:

- Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, fuera de Dios?

Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y les dijo:

- ¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decirle al paralítico «tus pecados quedan perdonados» o decirle «levántate, coge la camilla y echa a andar»?

Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados...

Entonces le dijo al paralítico:

- Contigo hablo: levántate, coge tu camilla y vete a tu casa.

Se levantó inmediatamente, cogió la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo:

- Nunca hemos visto una cosa igual.

Preces

Confesemos que tenemos necesidad de confiar en Dios, y presentémosle nuestras preces:

—Por nuestra Iglesia: para que pueda llegar a todos sus fieles, y éstos puedan hallar en su seno su sitio y su posibilidad de servir, roguemos al Señor.

—Por los que viven cegados por su religiosidad: para que lleguen a comprender que lo que vale ante Dios no son las ofrendas, sino reconocerse pecador, roguemos al Señor.

—Por quienes, en nombre de Dios, persiguen a sus semejantes: para que dejen paso a Dios en su novedad, y respondan con fe, roguemos al Señor.

—Por los necesitados, inmigrantes, marginados y necesitados de nuestro entorno: para que esperen en la Iglesia y ésta les haga llegar el gozo de Dios, roguemos al Señor.

—Por los reunidos en torno a la mesa del Señor: para que obremos confiadamente y con generosidad, y acojamos humildemente la novedad que Dios quiere obrar en nosotros, roguemos al Señor.

Acoge, Señor, nuestra plegaria, y haznos capaces de percibir y acoger las novedades que realizas en todo tiempo y lugar. Por Jesucristo nuestro Señor.

—Amén.

Canto de comunión

Oh, Señor, no soy digno

de que entres en mi morada

mas di una sola palabra

y mi alma quedará sana.

sábado, enero 21, 2006

DOMINGO 3. DEL T. O.

«Infancia Misionera»


ENTRADA

¿Buscamos a Dios por interés? Él nos busca "por amor". Su Hijo nos llama a Ser "pescadores de hombres". En torno a él aprenderemos a ser trabajadores del reino.

¿Nos da miedo su invitación? ¿Preferimos la comodidad en que vivimos? ¿No nos duele la desunión en que estamos los cristianos?

Ahí están también los niños de las tierras de misión, y nuestros niños que crecen sin una experiencia de Dios... porque no sabemos dársela.

Cargados de estas preocupaciones sumerjámonos en esta celebración litúrgica y respondamos a la invitación que Dios nos lanza en su Hijo. Seamos agradecidos.


Canto de entrada

¡Qué alegría cuando me dijeron:

«Vamos a la casa del Señor»!

Ya están pisando nuestros pies

tus umbrales, Jerusalén.

Por mis hermanos y compañeros

voy a decir: «La paz contigo».

En la casa del Señor, nuestro Dios

te deseo todo bien.


SALUDO

Dios Padre que en Jesús, el Señor, nos invita a seguirle y nos ilumina con la luz de su Espíritu, esté con todos nosotros.

ACTO PENITENCIAL

"Convertíos y creed en el Evangelio", nos dice Jesús. Haciendo nuestro este mensaje, nos reconocemos limitados y pedimos su perdón:

‑ Dios del Amor, que siempre muestras tu gloria en la bondad y la misericordia hacia todos. Señor, ten piedad.

‑ Dios de la Entrega, que nos anuncias la buena noticia del Reinado de la justicia y de la paz. Cristo, ten piedad.

‑ Dios de la Vida, que nos haces participar en tu misma tarea de ayudar a ser felices a las personas. Señor, ten piedad.

Oración: Señor, ya que nos anuncias la llegada de tu Reino, perdónanos para que seamos ciudadanos de ese nuevo mundo que construyes con tu amor. Por Jesucristo.

Jon 3, 1-5.10

Jonás recibe la misión, de parte de Dios, de ir a Nínive a anunciar su destrucción; ante este anuncio la ciudad se arrepiente de su mal obrar, y genera una auténtica conversión que va desde los gestos externos hasta la nueva orientación de la vida de sus gentes; al ver Dios este modo de proceder se compadece de aquellas personas y muestra su misericordia con el perdón.


SALMO RESPONSORIAL (Sal 24)



1Co 7, 29-31

Cuando Pablo escribe estas líneas que ahora escucharemos está convencido de la inminente llegada del señor Jesús y del fin de los tiempos, por lo que afirma que no es necesario preocuparse mucho por las cosas que son de mínima duración, y que es mejor vivir mirando a lo definitivo y duradero; es un mensaje para que relativicemos lo que somos y tenemos, pues esta vida es pasajera.

Mk 1, 14-20

En este fragmento del Evangelio que vamos a leer Marcos nos relata lo que fue la primera predicación de Jesús": "El reino de Dios está cerca; convertíos y creed la Buena Noticia". Y esta predicación arrastró a algunos a dejarlo todo rápidamente para seguir a Jesús.


ORACIÓN DE LOS FIELES

Con la confianza que nos da saber que Dios Padre siempre escucha y atiende nuestras necesidades, le decimos:

¡Danos tu fuerza, Señor!

‑ Para que la Iglesia proclame en todo momento la bondad y la misericordia de nuestro Dios, revelado en Cristo Jesús. Oremos.

‑ Para que nuestros mensajes y actitudes nunca sean de juicio ni de condena, sino de perdón y salvación, como aprendemos de Jesús. Oremos.

‑ Para que los cristianos seamos capaces de acoger y escuchar la llamada de Jesús para dejar lo que nos esclaviza y seguirle con limpio corazón. Oremos.

‑ Para que nuestra comunidad (parroquial), llena del perdón del Padre, sea capaz de trabajar por el perdón y la reconciliación de los pueblos y las gentes. Oremos.

Oración: Venimos a tu presencia, Señor, con nuestra pequeñez y nuestra pobreza, pero también con toda nuestra confianza en tu amor; por esto te rogamos que nos escuches con bondad y nos concedas cuanto te hemos pedido. Por Jesucristo.


Canto de comunión

Oh, Señor, yo no soy digno...


Avisos:

jueves, enero 05, 2006

V. EL BAUTISMO DEL SEÑOR

Domingo – 8 de Enero


MONICIÓN DE ENTRADA

La liturgia nos invita hoy a celebrar el Bautismo de Jesús y actualizar en nosotros aquellas palabras de Dios referidas a Jesús: “Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto”.

Como cristianos, nuestra tarea es oír y mirar a Jesús, porque es la imagen y la voz de Dios, que nos abre horizontes que nunca podíamos soñar. Que esta celebración nos ayude a ser fieles al Bautismo que un día recibimos.


CANTO DE ENTRADA Y PROCESIÓN

Este es el día en que actuó el Señor
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Dad gracias al Señor porque es bueno
porque es eterna su misericordia: Aleluya! Aleluya!

Abridme las puertas del triunfo,
y estraré para dar gracias al Señor.
Ésta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella
Yo no he de morir, yo viviré
para contar las hazañas del Señor.



ACTO PENITENCIAL


Hoy es un día especialmente propicio para hacer como Acto Penitencial el rito de la Bendición y Aspersión del agua

Sacerdote:

Invoquemos, hermanas y hermanos, a Dios Padre,
para que bendiga esta agua,
que va a ser derramada sobre nosotros en memoria de nuestro bautismo,
y pidámosle que nos renueve interiormente,
para que permanezcamos fieles al Espíritu que hemos recibido.


Instantes de oración en silencio


Dios de bondad y de misericordia,
que por medio del agua,
fuente de vida y medio de purificación,
quisiste limpiarnos del pecado
y darnos el don de la vida eterna;


dígnate bendecir (+) esta agua,
para que sea signo de tu protección
en este día consagrado a ti, Señor.


Por medio de esta agua,
renueva también en nosotros la fuente viva de tu gracia,
y líbranos de todo mal,
para que siempre vivamos con el corazón limpio
y recibamos dignamente tu salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

El sacerdote toma el hisopo, se rocía a sí mismo y, luego, rocía a la Asamblea. Mientras tanto, se entona un canto apropiado.

Un solo Señor, una sola fe, un solo Bautismo,
un solo Dios y Padre.

Llamados a formar un solo cuerpo
en un mismo Espíritu. Cantamos y proclamamos:

† Que Dios todopoderoso nos purifique del pecado
y, por la celebración de esta eucaristía,
nos haga dignos de participar del banquete de su Reino.
Amén.



MONICIÓN A LAS LECTURAS

El profeta Isaías invita a mirar al siervo elegido por Dios, que traerá el derecho y la justicia a las naciones. Su misión es liberar, sacar de la esclavitud, abrir los ojos del ciego, iluminar a todas las naciones.

Estas promesas, que se cumplen con Jesús, tienen su continuidad en nosotros. También nosotros hemos sido hechos hijas e hijos de Dios por el Bautismo, y somos impulsados a continuar su misión liberadora.


Primera Lectura

Lectura del libro del profeta Isaías 55,1-11

Esto dice el Señor:
- Oíd, sedientos todos, acudid por agua,
también los que no tenéis dinero:
venid, comprad trigo, comed sin pagar
vino y leche de balde.

¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta
y el salario en lo que no da hartura?
Escuchadme atentos, y comeréis bien,
saborearéis platos sustanciosos.

Inclinad el oído, venid a mí:
escuchadme y viviréis.
Sellaré con vosotros alianza perpetua,
la promesa que aseguré a David:
a él lo hice mi testigo para los pueblos,
caudillo y soberano de naciones;

tú llamarás a un pueblo desconocido,
un pueblo que no te conocía correrá hacia ti;
por el Señor, tu Dios,
por el Santo de Israel, que te honra.

Buscad al Señor mientras se le encuentra,
invocadlo mientras está cerca;
que el malvado abandone su camino,
y el criminal sus planes;
que regrese al Señor, y él tendrá piedad,
a nuestro Dios, que es rico en perdón.

Mis planes no son vuestros planes,
vuestros caminos no son mis caminos
-oráculo del Señor-:
Como el cielo es más alto que la tierra,
mis caminos son más altos que los vuestros,
mis planes, que vuestros planes.

Como bajan la lluvia y la nieve del cielo,
y no vuelven allá sino después de empapar la tierra,
de fecundarla y hacerla germinar,
para que dé semilla al sembrador
y pan al que come,
así será mi palabra, que sale de mi boca:
no volverá a mí vacía,
sino que hará mi voluntad
y cumplirá mi encargo.


salmo responsorial

Is 12, 2-3. 4bcd. 5-6

MELODÍA

Él es mi Dios y salvador: confiaré y no temeré;
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación.

Dad gracias al Señor,
invocad su nombre;
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso.

Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«Qué grande es en medio de ti el santo de Israel».


Segunda Lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 5,1-9

Queridos hermanos:
Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama a Aquél que da el ser ama también al que ha nacido de Él. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos. Pues en esto consiste el amor a Dios: en que guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son pesados, pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe.

¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Éste es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo. No sólo con agua, sino con agua y con sangre; y el Espíritu es quien da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. Porque tres son los testigos: el Espíritu, el agua y la sangre, y los tres están de acuerdo. Si aceptamos el testimonio humano, más fuerza tiene el testimonio de Dios. Éste es el testimonio de Dios, un testimonio acerca de su Hijo.


Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Marcos 1,6b-11

En aquel tiempo, proclamaba Juan:
- Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco ni agacharme para desatarle las sandalias.
Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.
Por entonces llegó Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán.
Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma. Se oyó una voz del cielo:

- Tú eres mi Hijo amado, mi preferido.



ORACIÓN DE LOS FIELES

Porque sabemos que Dios Padre siempre nos escucha, nos dirigimos a Él con la confianza y la sencillez de los hijos, diciendo:

¡Muéstranos tu rostro, Señor!

—Por la Iglesia, para que haga del sacramento del Bautismo el inicio de una vida de fe y de entrega cristiana para la construcción de un mundo más justo y sin pobreza. Oremos.

—Por los cristianos, para que seamos consecuentes con el Bautismo que nos incorporó a la Iglesia y trabajemos por el anuncio del Evangelio. Oremos.

—Por los padres cristianos, para que al solicitar el Bautismo para sus hijos lo hagan con responsabilidad y libertad, asumiendo el compromiso de educarlos en la fe. Oremos.

—Por nuestra comunidad parroquial, para que todos los bautizados se sientan acogidos y respetados, superando todas las diferencias que nos separan. Oremos.

† Acoge, Señor, nuestra oración y danos tu Espíritu para que vivamos cumpliendo siempre y en todo tu voluntad. Por Jesucristo.


Comunión

Oh, Señor, yo no soy digno/a
de que entres en mi morada,
mas di una sola palabra
y mi alma quedará sana.


Avisos

IV. EPIFANÍA DEL SEÑOR

6 de Enero

§ MONICIÓN DE ENTRADA

Bienvenidos a la celebración de la Epifanía del Señor. Esta Fiesta nos invita a reconocer con gozo que Dios, su Luz que es Jesús, ha nacido para todas las personas, sin ninguna frontera humana ni física.

El método para descubrir a Jesús parece ser el dejar cosas y ponerse en camino, como hicieron los pastores el día de Navidad y como hacen hoy los magos de Oriente. He aquí todo un desafío y un aliciente para nuestra fe.

Iniciamos nuestra celebración cantando.

§ CANTO DE ENTRADA Y PROCESIÓN

Hoy la paz bajó del cielo. Hoy brilla una nueva luz.

Un Niño nos ha nacido, un Hijo se nos ha dado.

Canta el cielo con los hombres

la salvación de nuestro Dios.

1 El Señor me ha dicho: «Tú eres mi Hijo;

yo te he engendrado hoy».

2 Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,

entre esplendores sagrados.

§ ACTO PENITENCIAL

La Luz de Dios ha llegado a nuestra vida en Jesús. Pidamos perdón por todo lo que nos aparta de esta Luz:

- Cuando la oscuridad cubre a gentes y pueblos, y no hacemos nada por llevarles luz. Señor, ten piedad.

- Cuando nos creemos únicos merecedores del amor de Dios, y creamos separaciones y exclusivismos. Cristo, ten piedad.

- Cuando rechazamos la Luz porque pone en evidencia nuestra forma de vivir y de actuar. Señor, ten piedad.

La gloria del Señor amanece sobre ti

Lectura del libro de Isaías 60, 1-6

¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz;

la gloria del Señor amanece sobre ti!

Mira: las tinieblas cubren la tierra,

y la oscuridad los pueblos,

pero sobre ti amanecerá el Señor,

su gloria aparecerá sobre ti.

Y caminarán los pueblos a tu luz,

los reyes al resplandor de tu aurora.

Levanta la vista en torno, mira:

todos ésos se han reunido, vienen a ti;

tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos.

Entonces lo verás, radiante de alegría;

tu corazón se asombrará, se ensanchará,

cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar

y te traigan las riquezas de los pueblos.

Te inundará una multitud de camellos,

de dromedarios de Madián y de Efá.

Vienen todos de Saba,

trayendo incienso y oro,

y proclamando las alabanzas del Señor.

Sal 71, 1-2. 7-8. 10-11. 12-13

R. Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.

Dios mío, confía tu juicio al rey,

tu justicia al hijo de reyes,

para que rija a tu pueblo con justicia,

a tus humildes con rectitud. R/.

Que en sus días florezca la justicia

y la paz hasta que falte la luna;

que domine de mar a mar,

del Gran Río al confín de la tierra. R/.

Que los reyes de Tarsis y de las islas

le paguen tributo.

Que los reyes de Saba y de Arabia

le ofrezcan sus dones;

que se postren ante él todos los reyes,

y que todos los pueblos le sirvan. R/.

Él librará al pobre que clamaba,

al afligido que no tenía protector;

él se apiadará del pobre y del indigente,

y salvará la vida de los pobres. R/.

Ahora ha sido revelado que también los gentiles son coherederos de la promesa

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 3, 2-3a. 5-6

Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor vuestro.

Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio, que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la promesa en Jesucristo, por el Evangelio.

Venimos de Oriente a adorar al Rey

Lectura del santo evangelio según san Mateo 2,1-12

Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes.

Entonces, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:

- ¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo.

Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías.

Ellos le contestaron:

- En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta: «Y tú, Belén, tierra de Judea, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judea, pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel».

Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:

- Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo.

Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.

Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.

Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.

§ ORACIÓN DE LOS FIELES

El mejor regalo que cada uno hemos recibido de Dios, de nuestros padres y de la Iglesia, es la fe que nos llena de confianza; pidamos ahora a Dios Padre que atienda nuestra oración, diciendo: ¡Señor, danos tu Luz!

· Por la Iglesia, para que, fiel a su labor evangelizadora, no olvide que es una Iglesia universal, que debe ir al mundo entero sin ninguna limitación. Oremos.

· Por todos los padres y madres, para que sepan descubrir y enseñar a sus hijos el regalo de la fe, el valor del compartir, y la madurez para comprender que las cosas no nos pueden esclavizar. Oremos.

· Por los que vienen de lejos, hombres y mujeres que dejan sus tierras y familias buscando un futuro mejor, para que reciban nuestra acogida, respeto y solidaridad. Oremos.

· Por nuestra comunidad parroquial, para que, viviendo en la Luz de Dios, sepa acoger a las personas y compartir con ellas el tesoro de la fe. Oremos.

Oración: Señor, danos tu Luz, la que viene de Jesús y alumbra nuestras vidas, para que caminemos por senderos de justicia y de paz. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo.

BENDICIÓN FINAL

Dios, Padre de bondad,

que os ha llamado de las tinieblas a su Luz admirable,

derrame sus bendiciones sobre todos vosotros

y afiance vuestros corazones en la fe, la esperanza y el amor.

Amén.

Y a todos los que estáis aquí reunidos,

queriendo vivir como discípulos de Jesús,

Luz que alumbra en las tinieblas,

os haga testigos veraces de su Amor ante todos los hombres.

Amén.

Para que así nos encontremos con Cristo,

Luz sobre toda luz,

a quien los Magos reconocieron como el Salvador.

Amén.

Y la bendición de Dios

Padre, Hijo y Espíritu,

descienda sobre todos vosotros.

Amén.



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